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miércoles, 23 de enero de 2013

Vaca de vida y amor

Hoy 23 de enero, era considerado entre los egipcios la adoración a la diosa Hathor. 

Nombre egipcio: Het-Hert o Hut-Hor o Het-Heru o Hwt-Hert o Hethara
Nombre griego: Hathor
Flor: Rosa
Incienso: Rosa
Color: Turquesa
Piedra: Turquesa
Animal sagrado: Vaca
Representa: El placer, la danza, el amor, la alegría
Símbolos: Sistro, collar menta, sicómoro y los collares, especialmente de turquesa

Hathor es una de las deidades primarias y fue una de las deidades más amadas, adoradas y celebradas en el Antiguo Egipto, su nombre significa “La Casa de Horus”, por ser madre y a veces esposa de Horus; como tal, la reina de Egipto se identificaba con Hathor. En Abu Simbel, Ramsés II le dedicó el pequeño templo en el que se la identifica con Nefertari. También tenía otros templo en Deir el-Bahari, Gebelein, en la isla de Filé y en Deir el-Medina éste de época Ptolomeica. Los semitas la llamaban Baalat, “La Señora”; en Biblos fue identificada con Astarté.

Desde el Reino Antiguo así, establecida como señora del cielo, su relación con el dios Sol es la de guía; su aspecto es maternal y también es una personificación del cielo nocturno. Su representación más conocida es la de la vaca sagrada. A veces también se la representa como diosa con cuernos o con orejas de vaca y tocado tripartito; el concepto del cielo como vaca, ampliamente difundido en el Delta, fue la causa de que Hathor presentara forma bovina. Porta el sistro, el bastón de papiro, la llave ankh y la cobra, como un remanente de la serpiente primordial Wadjet. De acuerdo con un antiguo mito, se suponía que ella había elevado al joven sol al cielo por medio de sus cuernos. Más tarde aparece como mujer con cabeza de vaca, y finalmente con cabeza humana que lleva a veces orejas y cuernos de vaca. Aún así casi siempre fue representada como una hermosa y delgada mujer con cuernos y orejas de vaca y un disco solar entre ellos encima de la peluca.


También fue conocida como “Madre de las Madres”, “Soberana de la Danza”, “La Maestra de la Vida”, “La Gran Vaca Salvaje”, “Maestra de los Cielos”, “Ama de la Música”, “Señora del Canto”, "Dama de la Embriaguez y del Éxtasis", “Amante de la Necrópolis”, “Dueña de la Alegría”, “Reina de los Saltos”, “Señora de Iunet” (Dendera) su centro de culto se encontraba en Iunet, “Maestra de QIS”, “Dama hasta el Límite” (del Universo), “Reina de Occidente”, “Señora de Punt” (tal vez un ámbito en el actual Somalia - una expedición famosa a estas tierras fue encargada por Hatshepsut, de la dinastía XVIII), “La Poderosa”, “Patrona del enlazamiento de las Guirnaldas”, “Señora del Cielo”, “Diosa de la Música”, “La Dueña del Desierto”, ... y muchos otros nombres.

También era la diosa de la belleza y patrona del arte cosmético. Su ofrenda votiva tradicional eran dos espejos, por lo que con frecuencia se le representaba en espejos y paletas de cosméticos. Sin embargo, no se consideraba que fuera vana o superficial, sino simplemente segura de su belleza y bondad, por lo que amaba lo bello y lo bueno.


En Dendera era la diosa del amor, la belleza juvenil, la alegría, la maternidad y el erotismo. Tenía consagrado el sistro, que le sirve como emblema. El sistro tenía el poder de ahuyentar los males y los maleficios y se empleaba frecuentemente en las fiestas. Diosa también de la música y del baile; entre su sacerdocio se incluían bailarines, cantantes, actores y acróbatas; incluso en la época griega, estas artes se mantuvieron bajo la esfera de Hathor. Era también “La Dama de los Goces”, por su carácter festivo y lúdico y “La Dama de las Guirnaldas” por su vinculación a la belleza.

Era más conocida y adorada como la diosa de las festividades, de la alegría, de la maternidad y la fertilidad, la sensualidad, el amamantamiento, la belleza y el erotismo, la feminidad, la belleza juvenil, la danza y las artes musicales y especialmente del amor. La consideraban la protectora de mujeres embarazadas, del parto y las comadronas, ya que ayudaba a los niños a venir al mundo, como diosa de la fertilidad y de la vida. Era la gran patrona de todas las mujeres, que en ningún momento o estación del año dejaban de reverenciarla, debido a que representaba todo lo femenino, al igual que las características amables, gentiles, sensuales y tiernas de las mujeres a quienes protegía. Las sacerdotisas de Hathor conocían las artes del amor e iniciaban a los jóvenes esposos para que supieran satisfacer a sus esposas. También conocían fórmulas de cremas, perfumes y aceites para mantenerse jóvenes y bellas.

Hathor era asociada con la turquesa, la malaquita, el oro y el cobre, por lo que era la patrona de los mineros y la diosa de la Península del Sinaí, en donde se encuentran ubicadas famosas minas. Los egipcios usaban como cosmético sombras hechas de malaquita molida, que tenía una función protectora atribuida a Hathor contra las enfermedades de ojos.

Su árbol sagrado era el sicómoro; entre sus múltiples manifestaciones y funciones estaba el de nodriza del rey y a veces se la representa como un sicómoro con un pecho con el que amamanta al rey, ofreciéndole con ello la divinidad. Se encarnaba en un sicómoro que había en las montañas libias, consideradas como el límite entre el reino de los vivos y los muertos, y ahí ofrecía agua y pan a las almas que pasaban y sujetaba la escala por la que éstas subían al cielo. Motivo por el cual también se la conocía como “La Señora del Sicómoro” o “La Dama del Sicómoro”. Además era “la vaca que asoma entre los papiros” y durante la estación de recogida de papiros se celebraban fiestas en su honor.

Además un capítulo del Libro de los Muertos declara que aquellos que se dirijan a la diosa de la forma correcta podrán ser transportados por esta sobre su lomo.

Según el mito, vino a la existencia al mismo tiempo que Ra apareció como dios sol; entonces Hathor tomó asiento junto a él en la barca solar. Según otra versión de los mitos, Hathor, como personificación del cielo, era la vaca que con sus patas sostenía el cielo, mientras que Horus, su hijo, en forma de halcón, se introducía por su boca cada noche para renacer por la mañana; más tarde, Isis asumiría el papel de madre de Horus.

Isis era una deidad que sufrió la muerte de su marido y tuvo que luchar por proteger a su hijo, así que entendía los problemas de la gente, por lo que podía relacionarse con ella. Hathor, por su parte, era la encarnación del poder, el éxito y la resolución. Mientras que Isis era misericordiosa, Hathor era muy decidida al perseguir sus metas.

En época tardía, cuando los cultos de Osiris ganaron renombre, su papel cambió, convirtiéndose en la receptora de los difuntos al Más Allá , dispensando el agua a las almas de los muertos de los ramas de un sicómoro y ofreciéndoles el alimento. Hathor también fue representada como vaca que amamantaba el alma de los muertos, dándoles así alimento durante su momificación, su viaje al juicio de su alma. En el último período, las mujeres muertas se identificaron con Hathor, como los hombres fueron identificados con Osiris

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