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domingo, 6 de enero de 2013

Adios a los tinacos antiguos

La asbestosis es una fibrosis intersticial difusa secundaria a la inhalación de fibras de asbesto. Se considera una enfermedad ocupacional que afecta principalmente a los mineros y albañiles.




Etiopatogenia
Los asbestos son un grupo de minerales fibrosos compuestos por combinaciones de ácido salicílico con magnesio, calcio, sodio y hierro.
Se clasifican en dos grupos:
– Serpentinas: incluye el crisolito o asbesto blanco; son fibras largas, flexibles y enrolladas.
– Anfíboles: incluye crocidolita, amosita, antofilita, tremolita y actinolita. Son fibras cortas, rectas y rígidas.

El desarrollo de asbestosis depende de
1. Las propiedades físicas y químicas de las partículas que condicionan su depósito, aclaramiento, reactividad biológica y biopersistencia.
2. Dosis de fibras: los estudios de carga de fibra en pulmón han mostrado que existe una relación entre una alta concentración de fibras retenidas y el desarrollo de asbestosis.
3. Factores relacionados con la persona, que incluyen depuración pulmonar, estado inmunológico y existencia de una variabilidad individual en mecanismos antioxidantes.
4. Otros factores extrínsecos, como el humo del tabaco se ha asociado a aumento en la progresión de asbestosis. 

Sintomatología
Los síntomas y signos clínicos están frecuentemente presentes en el momento del diagnóstico.
La disnea de esfuerzo es habitualmente el primer síntoma; es lentamente progresiva, aunque de aparición tardía, tras 15-20 años después de la exposición; suele preceder a otros síntomas como tos seca y opresión centrotorácica que se cree asociada a reacciones pleurales.
Los crepitantes inspiratorios tardíos aparecen precozmente inicialmente son más audibles en líneas axilares y bases pulmonares, y a medida que progresa la enfermedad se extienden hacia campos superiores.


Diagnóstico
La radiografía de tórax es el instrumento básico para la identificación de enfermedades relacionadas con la exposición a asbesto. La evaluación se realiza en base a la clasificación internacional de la OIT de 1980. Esta clasificación es de utilidad para los estudios epidemiológicos y para la evaluación clínica ya que muestra una buena correlación con el estado funcional respiratorio. Pero el diagnóstico clínico de asbestosis en el momento actual requiere algo más que una radiografía simple de tórax

La tomografía computarizada de alta resolución (TCAR) ha añadido una mayor sensibilidad a la detección de la enfermedad intersticial y pleural. La TCAR permite detectar lesiones intersticiales tempranas en trabajadores con radiografía de tórax normal, aportando además información en la identificación de anomalías pleurales relacionadas con la exposición a asbesto

Las pruebas de función respiratoria sirven para determinar el grado de deterioro, así como para evaluar y monitorear la evolución de la enfermedad, pudiendo representar un indicador precoz de afectación lo que las hace especialmente útiles a efectos preventivos. La fibrosis pulmonar intersticial establecida debida a la exposición a asbesto se asocia a un patrón restrictivo de la función pulmonar, con disminución de los volúmenes pulmonares. 

El lavado broncoalveolar puede utilizarse para determinar la presencia de cuerpos de asbesto (como señala la figura de la izquierda), constituyendo una indicación de exposición aunque su ausencia no descarta la enfermedad. En algunos casos puede existir linfocitosis con aumento del cociente CD4/CD8. También se ha descrito aumento del ácido hialurónico. Niveles elevados de neutrófilos y de eosinófilos se han asociado con un descenso acelerado de la difusión pulmonar

Tratamiento
No existe ningún tratamiento eficaz para la asbestosis. Las únicas medidas eficaces son las preventivas.

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