El Titán rebelde

Según la mitología griega, Prometeo era un titán hijo de Jápeto y de Clímene, asimismo fue el creador del hombre: mientras que su hermano Epimeteo poblaba la tierra de una gran cantidad de criaturas, Prometeo trabajaba arduamente con todos sus dones, para crear una criatura muy semejante a los dioses.

Sin embargo cuando Prometeo vio que su creación tenía mucho frío en las noches de invierno y que realmente nunca iba a evolucionar al comer carne cruda, fue a pedirle al padre de los dioses que los ayudara. Sin embargo Zeus se niega porque no quiere que exista un rival para ellos. Prometeo al ver la envidia de Zeus, decide robar el fuego proveniente de la fragua del herrero divino: Hefestos. Con la ayuda de un fragmento del tallo de hinojo, formó una antorcha y bajo a la tierra, entregando el fuego a los hombres.

Zeus se enfureció, sin embargo Prometeo le dice que con el fuego, los humanos también deberán quemar las ofrendas que les proporcionen a los dioses y le sugirió que el mismo Zeus fuera quien eligiera la parte de los animales que sería ofrecida. Zeus acepta la idea y Prometeo va a matar a un toro, con la piel, hace dos bolsas separando la carne en una y los huesos en la otra sin embargo urde un engaño, como sabe que Zeus elegirá la carne para que los humanos no puedan comerla, esconde los huesos en una suculenta capa de grasa. Zeus cayó en la trampa y eligió la grasa y huesos, desde entonces los humanos debían quemar los huesos y grasa de los animales para los dioses. 

Humillado y ofendido por ésta trampa, Zeus manda encadenar a Prometeo en una colina del monte Cáucaso y lo sentencia a pasar en ella por toda la eternidad a merced de las inclemencias del tiempo. No conforme con eso, hace que todas las mañanas un águila monstruosa le devorara las entrañas, como Prometeo era inmortal, éstas volvían a nacerle en la tarde. Éste castigo duró por miles de años, hasta que Heracles semidios hijo del propio Zeus, mató al águila y desencadenó a Prometeo, liberándolo de su castigo.