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miércoles, 9 de enero de 2013

Trabajosamente. Parte II

 2) Matar a la Hidra de Lerna
El segundo trabajo impuesto por Euristeo a Heracles fue la muerte de la Hidra de Lerna, un monstruo nacido del titán Tifón y Equidna y criado por Hera como una amenaza para Heracles.


La ciudad de Lerna se halla junto al mar, a unos ocho kilómetros de la ciudad de Argos.  Estuvo en un tiempo aterrorizado por la Hidra, que tenía su guarida bajo un plátano en la fuente séptuple del río Amimona y frecuentaba el insondable pantano. La Hidra tenía un cuerpo prodigioso parecido al del perro, y ocho o nueve cabezas serpentinas, una de ellas inmortal; pero algunos le atribuyen cincuenta, o un centenar, o inclusive diez mil cabezas. De todos modos era tan venenosa que su solo aliento, o el olor de su rastro, podía destruir la vida.


Atenea había reflexionado acerca de cómo Heracles podría matar al monstruo y, cuando él llegó a Lerna, conducido en su carro por su amigo y sobrino Yolao, le indicó dónde estaba la guarida de la Hidra. Por consejo de la diosa, obligó a la Hidra a salir arrojándole flechas ardientes y luego contuvo el aliento mientras la atrapaba. Pero el monstruo se le enroscó en los pies, en un esfuerzo para hacerlo caer. En vano le golpeaba Heracles las cabezas con su clava, pues tan pronto como aplastaba una surgían dos o tres en su lugar.

Un enorme cangrejo salió del pantano para ayudar a la Hidra y mordió a Heracles en el pie; Heracles le aplastó furiosamente la concha y gritó pidiendo la ayuda de Yolao. Yolao incendió una parte del bosque y luego, para impedir que brotaran nuevas cabezas a la Hidra, chamuscó sus raíces con ramas ardientes y así contuvo el flujo de la sangre.

Utilizando una espada,  Heracles cortó la cabeza inmortal, parte de la cual era de oro, y la enterró, todavía silbante, bajo una pesada roca junto al camino que conducía a Elco. Le sacó las entrañas al cadáver y empapó sus flechas en la bilis. En adelante la menor herida causada por una de ellas era invariablemente mortal. En recompensa por los servicios del cangrejo, Hera puso su imagen entre los doce signos del Zodíaco; pero Euristeo no quiso contar este trabajo como realizado debidamente, porque Yolao había proporcionado las teas.

La Hidra de Lerna tenía perplejos a los mitógrafos clásicos. Pausanias sostenía que podía haber sido muy bien una serpiente de agua gigantesca y venenosa; según Servio, la Hidra era un manantial de ríos subterráneos que solían irrumpir al exterior e inundar el territorio; si uno de sus numerosos cauces quedaba cerrado, el agua surgía por otra parte, por lo que Heracles primeramente utilizó el fuego para secar la tierra y luego cerró los cauces.

El cuerpo parecido al del perro es una reminiscencia del monstruo marino Escila y de un monstruo de siete cabezas que mata el héroe Gilgamesh. Los astrólogos han introducido al cangrejo en la fábula para hacer que los Doce Trabajos de Heracles correspondan con los Signos del Zodíaco, pero propiamente debía haber figurado en su lucha con el león de Nemea, el siguiente signo.

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